La plaza Weyler es un lugar de singular belleza, en la zona centro de Santa Cruz de Tenerife. En su origen era un amplio terraplén, conocido como: "plaza del Hospital Militar". Tras la plantación de sus primeros árboles, en 1875, sería denominada popularmente: "plaza de los árboles". El 25 de julio de ese mismo año, se inauguró: la prolongación de la calle del Castillo; desde la calle San Roque (hoy José Suárez Guerra), hasta esta plaza. Y en los años siguientes se construyeron varias casas de dos plantas.
En 1879 la "plaza de los árboles" recibió un nuevo nombre: "plaza de Weyler". Dedicada al capitán general D. Valeriano Weyler y Nicolau; quien mandó la construcción de la nueva sede de la Capitanía General de Canarias; frente a la plaza; que llevaría su apellido a posteriori.
El ilustre D. Pedro Schwartz y Mattos; alcalde de Santa Cruz entre 1897-1899, encargó al escultor genovés Achille Canessa (1856-1905), esta fuente de mármol blanco; con el objetivo de embellecer la ciudad. La fontana traída de Génova fue inaugurada en 1901, y se unió a la red de agua en 1902. Desde entonces, la música del agua, la alegría de los chicos y las conversaciones de los adultos, son el ambiente cotidiano de una plaza de encanto especial.
El conjunto escultórico de estilo neorenacentista, representa un triunfo acuático. La relación amistosa de unos niños con unos delfines; mientras dos infantes muestran unas guirnaldas. El agua símbolo de la vida, mantiene la vitalidad de los delfines, los niños y las flores. Todos dependen del líquido elemento. Las figuras están agrupadas de manera ordenada, en dos pedestales; uno encima de otro. Del centro de una taza ochavada se alza el primer pedestal; de planta poligonal; con cuatro conchas en los extremos; que recogen el agua de las bocas de los delfines.
Los cuatro niños que están sentados en el borde, sujetan la cabeza de cada delfín. Además, esta base cuenta con cuatro mascarones; orientados a los cuatro punto cardinales. La fuente se completa con el segundo pedestal; que soporta el grupo escultórico de la cúspide: tres esculturas de suave acabado. Dos niños junto a un delfín; juegan con unas guirnaldas en sus manos.
En efecto, mandada construir para honor y gloria del que fue Capitán General de Canarias, antes en Filipinas y más tarde de Cuba Valeriano Weyler y Nicolau, Marques de Tenerife. Desde Canarias Cuba. Perspectivas. Edición papel.
ResponderEliminarHola, Miguel. Gracias por comentar en mi blog. Hasta otra ocasión.
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