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Espacio Historia del Arte

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miércoles, 2 de mayo de 2012

María, Madre de Jesús - Imaginada por Rafael


La palabra madona o madonna se emplea en Historia del Arte, para denominar: una representación de María, la Madre de Jesús. Proviene de la expresión latina “mea Domina”; que significa “mi Señora”. Sería transformada en madonna, por la lengua italiana de la Edad Media. María con el Niño Jesús aparece con frecuencia, en la producción artística de esta época, y en el Renacimiento italiano (siglos XV-XVI); correspondiente al tema de hoy.

Este cuadro es conocido como la Madona del Gran Duque, o Madonna del Granduca (84 x 55 cm). Pintado al óleo sobre tabla, por el célebre Rafael; en italiano, Rafaello Sanzio (1483-1520). Podemos ver esta obra en la Galería Palatina (Galleria Palatina), del Palacio Pitti (Palazzo Pitti) de Florencia. Su cronología aproximada y convencional, entre 1504-1505; después de la llegada del artista a dicha ciudad.

Esta preciada obra pictórica transitó por varias manos, antes de ubicarse en la galería florentina. Su propietario precedente: Fernando III de Habsburgo-Lorena Borbón (1769-1824); popularmente: Fernando III de Toscana y Borbón, el Gran Duque de Toscana, Archiduque de Austria, Príncipe de Hungría y Bohemia. El cual compró este cuadro a un comerciante de Florencia, en 1799. Además, sabemos que con anterioridad, había formado parte de los bienes del pintor Carlo Dolci (1616-1686).

María sostiene a su Hijo, entre las manos, de manera natural. El fondo oscuro sirve para destacar a los personajes iluminados; concentrando así nuestra atención. Aunque Rafael había diseñado un fondo arquitectónico (originalmente); acabó por ocultarlo. La Madre baja la mirada un poco, mientras que Jesús nos mira, con la característica curiosidad infantil; sujetándose con su mano derecha, del hombro de María; al mismo tiempo, que la izquierda descansa, sobre la zona central del pecho materno. Algo que ha pasado desapercibido, a ciertos especialistas; eclipsados por la ternura del infante.

Jesús no toca de casualidad el corazón de su Madre; hay un trasfondo religioso. Observemos el rostro ensimismado de María. ¿Qué está pensando? ¿Qué pretendía contarnos el pintor? El gesto del pequeño refuerza el vínculo afectivo, existente entre la madre y el hijo. ¿Pero qué siente ella? Su cara refleja una cierta tristeza contenida. La explicación está en la Biblia: “una espada atravesará tu alma para que se descubran los pensamientos de muchos corazones” (Lc 2, 35).

El éxito de Rafael se debe a su estilo peculiar. Recogió los logros de otros artistas; combinándolos y mejorándolos, en su propio beneficio artístico. De Leonardo da Vinci (1452-1519) tomó la técnica del sfumato (difuminando los contornos), y el claroscuro (contraste de luces y sombras). Y de Perugino (h.1448-1523): la vestimenta de María, y el arquetipo de Niño Jesús. Todo ello lo ha sabido integrar; refinándolo de modo insuperable.