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Espacio Historia del Arte

Blog Educativo (Formación + Investigación): Conocer para valorar

viernes, 15 de junio de 2012

La emperatriz Eugenia rodeada por sus damas de compañía (1855) - Obra de Franz Xaver Winterhalter

 
Este cuadro también es conocido como: “Eugenia de Montijo y sus damas de honor”. Se halla en el Museo del Castillo de Compiègue (Francia). Es una de las obras más famosas, del pintor alemán Winterhalter (1805-1873); el retratista favorito de la realeza europea, de mediados del siglo XIX; y que lograría encargos pictóricos en Rusia y en México.

La exhibición de este óleo sobre lienzo (en su momento), consiguió la aclamación del público. Representa a la última emperatriz de los franceses, a la popular Eugenia de Montijo (1826-1920); acompañada de sus amigas más íntimas; en un “escenario” pintoresco. Un fondo de paisaje silvestre; que nos recuerda el estilo rococó (aunque ya fuera de época). Una prueba de su conocimiento, y de su admiración, por los pintores franceses, precedentes.

Eugenia de Montijo (esposa de Carlos Luis Napoleón) era una mujer inteligente y educada. Además, se distinguió por su belleza y elegancia. Su vestuario fue alabado e imitado, en toda Europa. En esta obra pictórica, como en otras, Winterhalter escogía los vestidos de sus modelos, y la postura apropiada. Este grupo de nueve mujeres, está concebido dentro de una línea imaginaria, que rodea las cabezas de las damas, formando una elipse.

Resulta significativo, que la emperatriz (vestida de blanco y con lazos violetas) esté en la parte izquierda; rompiendo la tendencia académica (que la hubiera situado en el centro). Lo cual demuestra la libertad creativa del artista; que busca un efecto teatral. Unas mujeres que salieron al bosque, a recoger flores. Dispuestas de manera calculada. Dos permanecen de pie; la del vestido amarillo, y la mujer del sombrero.

Las otras féminas aparecen sentadas; menos una, la que se inclina; en la parte central inferior. El cuadro se compone de cuatro zonas: 1ª) la pareja principal (Eugenia y su amiga pensativa); 2ª) el trío de la izquierda; 3ª) la solitaria que recoge flores y 4ª) el trío de la derecha. Hay que tener en cuenta el detalle anecdótico: la emperatriz entrega un ramillete de flores, a su amiga vestida de rosado; que pertenece al trío de la izquierda. Un gesto de honor y estimación, que enlaza dos zonas pictóricas.

Las cabezas y las manos parecen flotar, en la nube colorista de los vestidos; expresando la textura de los mismos, y la gracia de los peinados. El color, el brillo y el intimismo, confieren a esta obra, un romanticismo avanzado en el tiempo; fruto de la madurez y la sensibilidad de este gran pintor.

viernes, 1 de junio de 2012

Fachada de San Andrés (Mantua) - Lo mejor de Alberti


El Concilio de Mantua convocado por el papa Pío II (1458-1464), entre el 27 de mayo de 1459 y el 19 de enero de 1460, valió para enaltecer esta ciudad italiana. Después del congreso, Luis II Gonzaga (Ludovico, o Lodovico Gonzaga; II marqués de Mantua), promovió un plan de mejoras urbanas; entre ellas destacaremos: la refundación de la iglesia de San Andrés (que albergaba la venerada reliquia de la Sangre de Cristo); pavimentación de las calles; construcción de un reloj zodiacal y restauración del palacio municipal.

Luis invitó a varios artistas a su corte. Entre ellos: Andrea Mantegna (1431-1506), Luca Fancelli (c.1430-desp.1494) y Leon Battista Alberti (1404-1472). Fancelli sería el supervisor de las obras arquitectónicas. Todavía sigue siendo un personaje misterioso; ya que hay pocos datos relativos a su vida y a su labor artística. Se sabe que intervino en dos obras albertianas: en la iglesia de San Sebastián (1460) y en la de San Andrés (1472); poco después de la muerte de Alberti. Quedando pendiente por detallar: hasta dónde llegó la alteración de los planes originales albertianos, por parte de Fancelli.

Alberti recibió el encargo de reconstruir la iglesia de San Andrés, sobre el solar de un antiguo monasterio benedictino, del que únicamente se conserva el campanario (1414). El artista era un buen conocedor de la arquitectura romana antigua. En 1452 había presentado su manuscrito: De Re Aedificatoria, al papa Nicolás V (1446-1455). Se convirtió en la primera obra impresa, referente a la arquitectura. En 1485 se imprimió la primera edición latina, en Florencia. Asimismo escribió otros tratados, de pintura y de escultura.

Su capacidad de interpretar los elementos clásicos, fue demostrada en su primera obra: la transformación de la iglesia gótica de San Francisco de Rímini, en el Templo Malatestiano (1447-1450); en el cual incorporó la idea del arco de triunfo, a su fachada principal, renacentista. Si el arco triunfal había sido un monumento para conmemorar las victorias de los emperadores, Alberti le daría otra función: exaltar al cristianismo; como la religión triunfante; en el frontispicio de una iglesia.


En 1470 diseña el proyecto de la nueva iglesia de San Andrés. En su fachada acoplará dos tipos arquitectónicos: el frontón triangular de un templo pagano encima de un arco de triunfo (tripartito). Recuerda al Arco de Constantino de Roma; el mayor de los supervivientes. Si le quitamos el ático, las esculturas y los medallones (en nuestra imaginación); y le ponemos un frontón; sustituyendo las columnas corintias, por pilastras corintias de fustes lisos; sobre altos pedestales; casi lo tenemos diseñado.

Arco de Constantino en Roma

Arco de Augusto en Rímini

No obstante, no podemos olvidarnos del Arco de Augusto en Rímini (27 a. C.); en el cual aparece un pequeño frontón; decorativo. Aunque es el arco memorable más antiguo que perdura, no marcará la pauta posteriormente. En los arcos sucesivos desaparece el frontón. Se rematará insistentemente con un ático; portador de un gran cartel; que publicará el epígrafe de su dedicación.

Alberti combinó varios elementos de manera lógica, recurriendo al número 3. Tanto verticalmente como horizontalmente. Exteriormente, la fachada de San Andrés aparenta 3 pisos en horizontal; sin embargo, en el interior son 2. Los vanos ciegos no conducen a una planta. El arquitecto los situó para conseguir más altura, en el orden colosal, y obtener así una estructura tripartita.