Translate

Espacio Historia del Arte

Blog Educativo (Formación + Investigación): Conocer para valorar

jueves, 12 de septiembre de 2019

El Patrimonio Histórico-Artístico de La Victoria de Acentejo: Una visión histórica y una cuestión metodológica


Nunca he confiado en las versiones oficiales. Solamente creo, en aquellas verdades que puedo comprobar, a su debido tiempo; buscando las causas y las consecuencias, de esas cuestiones que nos inquietan, sin esperar, a que alguien me lo cuente. Precisamente en 1996, comencé a investigar varios temas de La Victoria de Acentejo; entre ellos: el origen del pueblo y la parroquia matriz. En aquella época no existían libros de ámbito local, dedicados a estos temas. Al  mismo tiempo, que yo hacía estas indagaciones, también me adentraba, en el mundo de la Historia del Arte.

Fruto de este trabajo minucioso fueron, una serie de ocho artículos de investigación, entre 2001-2007, publicados en La Prensa (revista semanal); del periódico El Día de Santa Cruz de Tenerife. De todos ellos destacaré mi primer artículo: “El Patrimonio de la iglesia de La Victoria de Acentejo”, sábado 24 de marzo de 2001. Una obra que fue muy fotocopiada y aprovechada, por estudiantes y conferenciantes posteriores; a los cuales no les importó ignorarme; pero sí que supieron sacar partido, del contenido de aquella explicación mía.

Cuando aparecieron los primeros libros victorieros, en el 2002 y 2004, escritos por dos personas ensalzadas en aquella época; no señalaron en sus bibliografías, mi artículo sobre la iglesia. Véanse las referencias bibliográficas del final, por si alguien quiere comprobar esta anécdota intencionada. ¿Por qué no me revelaron aquellas personas ilustradas? Porque no les convenía la competencia; así de claro y sencillo. El primero por su afán de protagonismo, valiéndose de su trayectoria pública; y la segunda, la autora becada, agradecida y comprometida, por un encargo espinoso de un concejal; escribiendo la teoría encarnacionista, al dictado del cura de turno. Así se ocultaron ciertas fuentes, que contradecían el nombre impuesto por La Laguna, y no por la razón de la Historia de La Victoria de Acentejo.

Hay que tener en cuenta, que aquellos libros siguen siendo tan discutibles, como cuando salieron a la luz. Por determinados datos impugnables y tergiversados. Aunque sus autores hayan desaparecido, del panorama del municipio. Esas primeras obras fueron unos productos precipitados, más orientados a la apoteosis de sus inventores. Reflejando sus propios intereses y el capricho inmediato, de unos patrocinadores astutos; los cuales pretendían llenar un vacío, con cualquier “cosa”; para elevarla, a lo alto de una estantería, exclamando al final: “¡Tenemos!” Sin preocuparse por la calidad de aquellos ejemplares; al carecer de un método de comprobación; ni de personal especializado que lo contrastara, o discutiera. Se les adjudicó demasiado poder y confianza, a esos escritores pioneros del pasado. Mientras yo seguía escribiendo en la sombra del periódico, sin recibir las influencias perniciosas.

Podría darles más detalles, sin embargo no quiero aburrir a mis lectoras y lectores, con la problemática de la metodología histórica. Resumidamente, que todavía no se ha contado “todo”, acerca de La Victoria de Acentejo. Quedan muchos puntos oscuros por aclarar y corregir, en esas obras primitivas, de aquellas figuras aludidas anteriormente; siendo necesario, superarlas en el futuro; actualizando y mejorando nuestro conocimiento local. Se quiera o no, se abrirán nuevos caminos de exploración; ya que existe la necesidad de conocer la verdad, completamente. Puesto que entendiendo nuestro pasado, valoraremos, el lugar que ocupan las cosas en nuestro presente, y así podremos decidir, los posibles cambios del futuro; con tal de no repetir: los errores y las confusiones de otros.

El 16 de marzo de 2010 fundé mi blog Espacio Historia del Arte, en Blogger. Dentro del cual trataría temas de la Historia del Arte, en Canarias, España y en otros países. El 11 de noviembre de 2015 me registraría en la red social Facebook, con la intención de promocionar mis numerosos artículos del blog. De los cuales, puntualizaré dos: uno especial, que fue una avanzadilla, con anécdotas divertidas; y el otro, el mayor, que volvió a recuperar un tema del patrimonio victoriero; el cual decidí actualizar. Ambos los indico seguidamente:

1) “IV Aniversario de Espacio Historia del Arte”, Espacio Historia del Arte, Blogger, 21/03/2014.


2) “La parroquia matriz de La Victoria de Acentejo – Su Patrimonio Histórico y Artístico”, Espacio Historia del Arte, Blogger, 20/02/2017.

El 27 de febrero de 2017. Este artículo fue enlazado a la web La Victoria de mi corazón. Una breve noticia, en su página 6: “El historiador Leonardo Delgado nos muestra el rico patrimonio…”.

El 14 de noviembre de 2017 cambié la dirección de mi blog, Espacio Historia del Arte, para que concordara con el título del mismo, quedando de la siguiente manera, como se puede ver en la actualidad: https://espaciohistoriadelarte.blogspot.com/

El 10 de abril de 2018 firmé la composición de la Memoria Histórica Sobre la parroquia matriz de La Victoria de Acentejo – Defensa del proyecto de restauración de 2 capillas: sala 1 y salón 2, que fue entregada en el Ayuntamiento, para la tramitación y autorización, de la obra de restauración de la techumbre, por parte del Cabildo Insular de Tenerife; ya que la iglesia es un Bien de Interés Cultural. La obra de reparación la llevo a cabo, la empresa lagunera Construcciones Méndez, desde noviembre de ese año, y hasta febrero de 2019, cuando se finalizó este trabajo.

Capillas anexas al camarín de la Patrona. 
En la cabecera de la iglesia matriz.

Entrada a la capilla (sala 1).

  Durante la restauración: Se puede observar, el plástico
    que cubría la armadura de madera de la capilla (salón 2).
Fotografía del 21/12/2018.

Algunos datos referentes al origen y al nombre del municipio:

-25/12/1495: El conquistador Alonso Fernández de Lugo, entró en la comarca y luchó contra los guanches. Venció a los aborígenes, en la denominada Segunda Batalla de Acentejo. En recuerdo de este suceso bélico, se nombró a este lugar: La Victoria. El historiador Espinosa lo cuenta de este modo: “Esto era así, porque, viendo los (…) guanches que ya los españoles se apoderaban de la tierra, y que les faltaba mucha gente, (…) quisieron probar fortuna (…); y así convocándose y juntándose de todas partes (…), presentaron la batalla a los nuestros, día señalado de la Natividad del Hijo de Dios, el año del mil y cuatrocientos y noventa y cinco. Y habiéndose los nuestros (…) prevenido la noche antes de lo necesario, (…), poniéndose en un sitio el gobernador, con parte de la caballería y peones, y en otro Lope Hernández de la Guerra con el resto de la gente. / Pelearon los unos y los otros valentísimamente, (…) Al fin, habiendo peleado la mayor parte del día, la victoria se cantó por nuestra parte y los naturales fueron desbaratados y vencidos, muriendo muchos (…); y en agradecimiento (…) fundaron en el propio lugar una ermita, que la llamaron Nuestra Señora de la Victoria”.

-20/12/1899: Por el Real Decreto de María Cristina Habsburgo-Lorena, se le concedió a La Victoria, el título de “Villa”. Desde esta fecha: Villa de La Victoria.

Cuadro de María Cristina con su hijo Alfonso. 1898.  
Pintado por Luis Álvarez Catalá (1836-1901).
Palacio del Senado (Madrid).

-27/06/1916: Por el Real Decreto de Alfonso XIII, para diferenciar esta localidad, de otros pueblos españoles, se le añade el complemento del nombre, o el apelativo: “de Acentejo”. Este asunto fue promovido por la Real Sociedad Geográfica, con el objeto de reformar la nomenclatura geográfica de España; cambiándose la denominación de 573 ayuntamientos. Designándose así: La Victoria de Acentejo.

Fotografía del rey Alfonso XIII, en 1916.

-10/10/2013: El Ayuntamiento de La Villa de La Victoria de Acentejo, en sesión plenaria, presidida por el alcalde José Haroldo Martín González, acordó solicitar al Gobierno de la Comunidad Autónoma de Canarias, el otorgamiento del título de “Histórica”.

-03/04/2014: Según el Decreto 28/2014 del Gobierno de Canarias, se concedió el título de “Histórica”, a la Villa de La Victoria de Acentejo. Siendo presidente de la Comunidad, Paulino Rivero Baute. Y consejero de Presidencia, Justicia e Igualdad, Francisco Hernández Spínola. Finalmente, se completó el nombre de nuestro municipio de este modo: Villa Histórica de La Victoria de Acentejo.

Bandera con escudo. Villa Histórica de La Victoria de Acentejo.

Referencias bibliográficas:

DELGADO IZQUIERDO, Leonardo: “Conservación de nuestro patrimonio – El Patrimonio de la iglesia de La Victoria de Acentejo”, La Prensa (revista semanal) del periódico El Día, Santa Cruz de Tenerife, sábado 24 de marzo de 2001, pp. 1-3.

__: “El cuadro de Ánimas de La Victoria de Acentejo”, La Prensa (revista semanal) del periódico El Día, Santa Cruz de Tenerife, sábado 15 de febrero de 2003, p. 9.

__: “La parroquia matriz de La Victoria de Acentejo – Su Patrimonio Histórico y Artístico”, Espacio Historia del Arte, Blogger, 20 de febrero de 2017.

__: Memoria Histórica – Sobre la parroquia matriz de La Victoria de Acentejo – Defensa del proyecto de restauración de 2 capillas: sala 1 y salón 2, La Victoria de Acentejo, 10 de abril de 2018.

ESPINOSA, Alonso de: Historia de Nuestra Señora de Candelaria (introducción de Alejandro Cioranescu), Goya Ediciones, 1980.

FERNÁNDEZ GARCÍA, Alfonso: La Victoria, 5 siglos, Centro de la Cultura Popular Canaria, San Cristóbal de La Laguna, 2002.

FRAGA GONZÁLEZ, María del Carmen: La arquitectura mudéjar en Canarias, Aula de Cultura de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1977.

__: Aspectos de la arquitectura mudéjar en Canarias, Cabildo Insular de Gran Canaria, Colección Guagua, Las Palmas, 1994.

GARCÍA DE ARA, José Antonio: “La Victoria” (Ciudades y pueblos de Canarias), La Prensa (revista semanal) del periódico El Día, Santa Cruz de Tenerife, domingo 16 de marzo de 1997.

IZQUIERDO GUTIÉRREZ, Sonia María: La Victoria – Patrimonio religioso, Ayuntamiento de La Victoria de Acentejo, Artemisa Ediciones, La Laguna, 2004.

RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, Leoncio: Los árboles históricos y tradicionales de Canarias (prólogo de Wolfredo Wilpret de la Torre), vol. I – 1ª parte, Editorial Leoncio Rodríguez, Santa Cruz de Tenerife, 2001.

RODRÍGUEZ MOURE, José: Los Adelantados de Canarias, Real Sociedad Económica de Amigos del País, San Cristóbal de La Laguna, 1941.

TARQUIS RODRÍGUEZ, Pedro: Riqueza artística de los templos de Tenerife, su historia y fiestas, Santa Cruz de Tenerife, 1967.

martes, 25 de septiembre de 2018

Monumento al pintor Francisco Bonnín – Puerto de la Cruz (Tenerife)


Era una tarde apacible de un domingo 3 de diciembre de 2017, en el Puerto de la Cruz, cuando fotografié este monumento por primera vez, aunque ya lo conocía desde mi niñez. Siempre había estado en mi memoria, como un recuerdo entrañable, de un tiempo que ya pasó y que no se volverá a recuperar. Aquella estatua de aquel artista que no terminaba de pintar, cautivó mi imaginación infantil, porque compartíamos la pasión por el dibujo y la pintura, a pesar de vivir en épocas distintas. Sabía que algún día buscaría la historia de aquel personaje singular; sin embargo, otras investigaciones fueron circulando, durante años, por mi horizonte profesional, hasta que llegó al fin, el momento oportuno de tratar este asunto, con todo lujo de detalles.

Detrás de la plaza del Charco, encontramos la plazoleta de la calle José de Arroyo, con un pequeño jardín, que alberga esta composición artística, formada por tres pilares de hormigón armado, revestidos con placas de mármol verde grisáceo; dos altos, respaldando a la escultura protagonista, y uno bajo, a modo de pedestal; el cual soporta la figura de bronce; un busto prolongado hasta las caderas. Una representación del aspecto del pintor Francisco Bonnín, que aparece elegante, con una camisa de manga baja; portando en la mano derecha un pincel, y en la izquierda una paleta de tipo riñón; que no es precisamente la más adecuada para la acuarela; ya que en esta técnica se recomienda: la paleta de tipo estuche, en donde se mezclan los distintos colores con el agua, en unos recipientes pequeños.


El rostro es sereno e inquisitivo, bien marcado el entrecejo y los párpados; los cuales expresan su deseo de profundizar en las cosas, su fuerza y su emoción por analizar el horizonte. Se ha tratado con esmero el bigote, con las puntas levantadas, y la barba bífida. Me extraña un poco, que no se representara su atributo característico, las gafas con montura redonda, que se podrían haber realizado con algún metal duradero.

El monumento fue promovido, gracias a una propuesta del concejal Ismael Hernández Hernández. La ejecución de la obra y su diseño se encomendó al escultor Enrique Cejas Zaldívar (1915-1986). El presupuesto inicial se valoró en 600.000 pesetas; así consta en el punto XXII de la sesión ordinaria, del Pleno del Ayuntamiento, el 27 de enero de 1975. Y el domingo 18 de julio de 1976, a las cinco y media de la tarde, se procedió al acto de presentación de esta obra artística, asistiendo la corporación municipal; siendo alcalde Antonio Castro García; los familiares del homenajeado; y muchas personalidades de la vida artística y cultural de Tenerife.

Existe un panel conmemorativo debajo de la estatua, con dos errores lamentables, referentes al natalicio del pintor, el “12-5-1894”, y a su defunción el “10-8-1963”. En realidad, Bonnín nació el 12 de mayo de 1874, en Santa Cruz de Tenerife, y falleció el 10 de septiembre de 1963, en el Puerto de la Cruz. Por cierto, ya era Hijo Adoptivo de la ciudad turística. Además, estaba casado con Luisa Miranda Reverón, natural de esta localidad, desde 1910. Espero que algún día, en el futuro, alguien pueda rectificar la inscripción.


Francisco Bonnín Guerín (1874-1963) fue sin duda, el maestro indiscutible de la acuarela, el pintor acuarelista por antonomasia, del paisaje y de los rincones canarios, en su cuantiosa obra pictórica; incluso llegó a captar con su destreza, determinados lugares de la Península. En su extensa vida experimentó todo lo posible, con la técnica al agua sobre cartón, recibiendo las influencias, como un proceso estilístico, con el afán de avanzar más, en su propia evolución, en la manera de representar el paisaje, a través de la luz y el color, visto y sentido desde un filtro sensitivo especial. No copiaba lo que veía, lo interpretaba “luminosamente”. No deseaba encasillarse en el mismo motivo, ni romperse a sí mismo. Aunque la gente común, popularmente, lo valoró más por el “tipismo” de sus rincones rurales, o de aquellos sitios bellos e impresionantes, de montañas y marinas.

 Acuarela sobre cartón: Vista de Puerto de la Cruz
Pintada por Bonnín, en la década de los 30, del siglo XX.

Bonnín: La ermita de Gracia de La Laguna
Década de los 40, del siglo pasado.

Hay que destacar el comentario que redactó su amiga Dulce María Loynaz, en 1957, cuando el artista contaba con 83 años; dentro del capítulo XIX del libro Un verano en Tenerife; que la poetisa cubana dedicó, a la personalidad y al estilo del prestigioso pintor. A continuación, me atrevo a reproducir un fragmento, de esa acertada descripción estilística: 

No es que él pinte el paisaje canario trasplantándolo simplemente (…), no es que él lo retrate o lo copie con pincel certero, es que él devuelve ese paisaje a un estado de gracia, a una transparencia luminosa sin mancha original.
(…), su paleta refresca los azules y los sepias, filtra colinas y horizontes, fija una sal desleída en el ambiente, un mineral de entraña ya perdido.
Pinta don Francisco, y la isla vuelve a nacer del mar con sus montañas tiernas sin nombre todavía, y sus acantilados recortando por vez primera su sombra sobre el agua (…).
Pinta y un aura mágica sube en torno como la bruma sobre el Teide, pero una bruma que en vez de borrar las cosas les rescatara su perfil exacto.
El maestro es un anciano pulcro y delicado, muy erguido en su sonrisa de niño, muy niño en sus ojos azules”.

La obra pictórica de Bonnín se concibió en su inicio, dentro del realismo español de finales del siglo XIX; luego se percibe el influjo anglosajón, por su estancia y por la clientela, en el Puerto de la Cruz, en el primer cuarto del siglo XX. A partir de la década de los 30 de aquella centuria, se inspiraría en el expresionismo del pintor alemán Bruno Brandt (1893-1962); el cual dejará huella, en ciertos elementos, o efectos de color antinatural, cuando le conviene emplearlo, en algunos cartones, provocando un contraste colorista, o esa pincelada más suelta.


Dos modelos de paleta tipo estuche,
ideales para pintar con acuarela.

Francisco Bonnín fue un hombre polifacético: músico, químico, decorador, pintor acuarelista, maestro de acuarela, militar, fundador del Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, también de la Agrupación de Acuarelistas Canarios, y promotor de actos culturales. Participó en muchas exposiciones y recibió numerosas condecoraciones, entre ellas destacaré algunas:

1900    Obtiene la medalla de plata, en la Exposición Regional de Pintura de Segovia.
1906    Nombrado Socio de Honor, del Real Club de Santa Cruz de Tenerife.
1918    Se le concede la Cruz sencilla, de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.
1920    Hijo Adoptivo de Puerto de la Cruz.
1924    Inaugura una exposición, en el Ateneo de Gerona, con paisajes de esta ciudad, y de Tenerife.
1928    Socio de Honor, de la Agrupación de Acuarelistas de Cataluña.
1929   Expone en el Círculo de Bellas Artes, acuarelas de Tenerife, Guipúzcoa, Galicia y Cataluña, durante la Fiesta de Mayo. Adquiere la medalla de oro, por una de sus acuarelas en Sevilla.
1934    Primer accésit en la Exposición Nacional de Acuarela.
1944    Encomienda con Placa, de la Orden de Alfonso X el Sabio.
1945    Placa de Comendador, de la Orden del Mérito Civil.
1947   Funda la Agrupación de Acuarelistas Canarios, en el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife. En este mismo año es nombrado Académico, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid).
1954    Medalla de Honor de Tenerife.
1957   Su acuarela San Diego del monte, logra la medalla de honor, en la Exposición Nacional de Acuarela (Madrid).

Referencias bibliográficas:

CORRESPONSAL: “Puerto de la Cruz rindió homenaje al acuarelista Francisco Bonnín”, en El Día, 20 de julio de 1976.

FUENTES, Pedro Antonio: “Puerto de la Cruz – Francisco Bonnín tendrá un monumento en la ciudad que divulgó en sus acuarelas”, en El Día, 20 de febrero de 1975.

GONZÁLEZ COSSÍO, Carmen: Bonnín – Francisco Bonnín, Biblioteca de Artistas Canarios, Viceconsejería de Cultura y Deportes, Santa Cruz de Tenerife, 1993.

GÓNZALEZ REIMERS, Ana Luisa / GONZÁLEZ COSSÍO, Carmen: Francisco Bonnín y Dulce María Loynaz – Convergencia artística en el Puerto de la Cruz, Sala de Exposiciones del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, Puerto de la Cruz, 11 al 31 de octubre de 2002.

KÖNIG, Hans: Calles y plazas narran la historia y anécdotas del Puerto de la Cruz (trad. por María Mercedes Álvarez), Puerto de la Cruz, 2002.

LOYNAZ, Dulce María: Un verano en Tenerife, Viceconsejería de Cultura y Deportes, Santa Cruz de Tenerife, 2002.

PÉREZ REYES, Carlos: Escultura canaria contemporánea (1918-1978), Cabildo Insular de Gran Canaria, 1984.

TRUJILLO RODRÍGUEZ, Alfonso: Francisco Bonnín – Sentimental y acuarelista, Confederación de Cajas de Ahorro, Santa Cruz de Tenerife, 1974.

Centros de Documentación visitados, en los cuales se conservan los libros y los dos artículos, así como el acuerdo plenario:

-Archivo Municipal de Puerto de la Cruz.
-Biblioteca Pública Municipal de La Orotava.
-Biblioteca Pública Municipal de La Victoria de Acentejo.
-Biblioteca Pública Municipal de La Laguna.
-Biblioteca del Centro de Documentación de Canarias y América, La Laguna.
-Biblioteca de la Universidad de La Laguna, Campus de Guajara.

Agradezco al personal de estos centros, por el buen trato recibido y por su profesionalidad.

lunes, 10 de abril de 2017

El retrato de la condesa de Vilches - La obra cumbre de Federico de Madrazo



Era algo especial que yo tenía pendiente, dentro de mis indagaciones artísticas, hasta que llegase el momento oportuno, de tratarlo con sumo detalle. Hacía muchísimo tiempo, que me rondaba la idea de realizar: un artículo, acerca de este cuadro significativo. Ya en mi juventud, este lienzo me había impresionado, la primera vez que lo contemplé. Y ahora, en mis años de madurez, todavía lo sigo admirando, con la misma intensidad y veneración incondicional, que merece esta obra magistral.

Este cuadro que pintó Federico de Madrazo, en 1853, representa a la I Condesa de Vilches: Amalia de Llano y Dotres (1821-1874). La técnica empleada: óleo sobre lienzo. Medidas: 126 cm x 89 cm. Propiedad del Museo del Prado (Madrid). Era una obra muy estimada, por el pintor español. Es la mejor pintura de la retratística romántica española, así como el más encantador, de los retratos femeninos del artista. Madrazo cobró 4.000 reales, en lugar de los 8.000, que acostumbraba, por las pinturas de medio cuerpo con manos. Lo cual no debe sorprendernos, ya que Federico, formaba parte del círculo de amistades de la condesa, que la “reverenciaban” recatadamente.

Amalia era una mujer culta, virtuosa, católica y monárquica. Ella tenía 32 años de edad, cuando fue retratada por Madrazo, aunque no aparenta esos años. Se ignora si poseía algún elixir de juventud. La condesa aparece sentada, en una suntuosa butaca; tapizada en terciopelo floreado. Ella lleva puesto un vestido de raso azul, con volantes; de amplio escote, que deja descubiertos los hombros. Es un traje de estilo “neorococó”. Destaca el brillo de la calidad de la tela, los pliegues y los pequeños encajes. Su color llamativo nos agrada de inmediato.

La mujer apoya el codo derecho, encima del brazo del mueble. Los dedos de la mano derecha, rozan con suavidad, la zona baja de la cara. Se aprecia el rubor de sus mejillas. Y en la mano izquierda sostiene un abanico de plumas, entre sus dedos, con delicadeza. Hay una sortija, en el dedo anular izquierdo. Ella se gira con gracia, y nos contempla de frente, a pesar de la dirección del asiento; en diagonal. Es posible que al moverse, su chal haya descendido por la espalda, y lo vemos cerca del brazo diestro. La condesa mira al pintor, y también a nosotros. Parece escuchar con interés una conversación. Es una pose atrevida y razonada.

Su cabello largo está recogido, gracias a un peinado elegante: casquetes a los lados, ocultando las orejas; raya en medio; y una trenza por encima, a modo de diadema. En cuanto a las joyas, prefirió las más sencillas: una argolla en la muñeca derecha; una pulsera en la izquierda y el anillo antes citado. La luz blanca ilumina el rostro, el escote y los brazos. Detrás queda la penumbra de una habitación; un fondo neutro, que retrocede ante la protagonista del cuadro. El pintor firmó este lienzo así: “F. DE MADRAZO. 1853.” En el borde inferior del asiento. Esta obra pictórica es el retrato número 203, del listado personal del artista. Entre 1842 y 1868 pintó 400 retratos. Entre ellos, hay que recordar, los 28 cuadros dedicados: a la reina Isabel II de España, entre 1844-1868. Posteriormente realizó 234 obras, del mismo género pictórico.

La condesa muestra una sonrisa natural, una mirada profunda y sincera, que se vislumbra en el brillo de sus pupilas. El artista la inmortalizó de tal modo, insuperable, como si Amalia hubiera sido una musa del Arte, y así la proyectara a la posteridad, igual que una entidad sobrenatural y eterna. Ese bello rostro cordial, que refleja la espontaneidad de una mujer excepcional. Hay que observarla con meditación, poniendo nuestra confianza en ella; simplemente, por el poder de sus ojos, ¿o existe algún extraño influjo, que no es visible a simple vista, y que atraviesa los siglos, para conmovernos ahora y en el mañana, constantemente? ¿Qué es en realidad esto? ¿Arte o magia? ¿El alarde de la técnica, o es un “milagro”, que escapa al conocimiento de los especialistas?

El 12 de octubre de 1839, en la iglesia de Santa Cruz de Madrid, tuvo lugar el enlace nupcial, entre la joven Amalia, que contaba 18 años, con el distinguido Gonzalo José de Vilches y Parga (1810-1879), de 29 años de edad, en aquel entonces; según el certificado de matrimonio, que redactó el sacerdote oficiante de la boda: D. Pedro Sáinz de Baranda. La reina Isabel II elevaría a Gonzalo, a la categoría de “Conde de Vilches”, el 8 de diciembre de 1848. Este personaje diplomático, ejerció de diputado del Partido Moderado y de la Unión Liberal, en las Cortes españolas, entre 1840-1866. Y como senador: entre 1876-1879. Fruto del matrimonio Vilches nacieron dos hijos: Gonzalo y María del Pilar. En cuanto a la condesa, llegó a ser escritora; siendo la autora de dos novelas: Ledia (1868) y Berta (1874). Es una lástima, que sus obras no aparezcan en ediciones modernas.


Autorretrato de Federico de Madrazo. 1840. 
Museo Goya, Castres (Francia).

Federico de Madrazo y Küntz (1815-1894). Él era sin duda, todo un genio artístico; el cual superó a sus maestros, en el Arte de la Pintura; desarrollando su propio estilo, después de absorber todas las influencias posibles, en la Europa de la época, que le tocó vivir, para llegar más lejos que sus predecesores; logrando así el éxito. Un pintor magnífico que cosechó: una buena cartera de clientes; aristócratas, políticos, personajes de la cultura, parientes y amigos.

Convencionalmente, se ha enfatizado la supesta influencia ingresiana, en Federico de Madrazo. Desde mi punto de vista, no la percibo así. Respeto las opiniones de otros expertos, pero no las comparto. Las mujeres que pintó Dominique Ingres (1780-1867), parecen dotadas de una cierta frialdad, como estatuas de mármol. En cambio, las féminas retratadas por Madrazo, están llenas de vida; independientemente, de que su expresión facial, pueda “cautivarnos” o no; lo cual será producto de nuestra subjetividad.

Sabemos que Ingres era amigo del padre de Federico, y que nuestro pintor español, estuvo en París, en dos ocasiones: una primera estancia entre 1832-1833, y una segunda, entre 1837-1839. También residió en Roma dos años. Asimismo, visitó otras ciudades. Y cuando se alojó en la capital francesa, Federico no permaneció recluido continuamente, en el taller de Ingres, sino que conoció a otros artistas y descubrió la ciudad parisina.

Ingres presenta en los retratos: al individuo dentro de su clase social; a la cual pertenece; con moderación. Con frecuencia, las miradas de sus personajes se pierden, sutilmente. Las poses suelen ser discutibles. No favorecen mucho, a sus modelos femeninas. Al contrario, las “reprime” en un cliché. Seguidamente, analizaré brevemente, dos cuadros de Ingres, que se han comparado, tópicamente, con el lienzo de la condesa española. Desconociéndose, si Federico llegó a ver estas pinturas, del artista francés. No obstante, que mis lectoras y lectores examinen estas obras:


1- La baronesa de Rothschild (1848). Colección particular. La mujer está casi hundida en el sofá. Tiene una amplia sonrisa, pero tensa. Sus pupilas son esquivas; observan algo inconcreto, hacia un punto lateral; no se concentran en el espectador. El pintor se interesa más por el vestido.


2- La princesa de Broglie (1853). Museo de Arte Metropolitano de Nueva York. Ella se muestra retraída e inclinada, levemente, detrás de un sillón. El artista francés vuelve a prestar, más atención al ostentoso traje, que a otros detalles, sin destacar el semblante. La boca es una solución de cajón; usada en otras pinturas.

A Federico de madrazo no le inquieta la clase social, prefiere: la felicidad de su clientela. Siendo capaz de capturar en sus lienzos: el carácter de las mujeres y de los hombres, que pasaron por delante de su caballete. En mi opinión, poco podía aprender de Ingres. El respeto por la línea del dibujo, era algo común en todos los académicos, lo mismo que la palidez cromática. La técnica académica la aprendió de su padre, principalmente; el pintor neoclásico José de Madrazo y Agudo (1781-1859). Sin embargo, Federico hace un uso especial, en el color; mucho más intenso, que lo engloba en la emoción romántica.


Referencias bibliográficas:

GARCÍA JÁÑEZ, Francisca: “De lo pictórico a lo literario en el romanticismo español: puntos de conexión”, en VVAA: Actas XIV Congreso AIH (T. III), Nueva York, 2001, Centro Virtual Cervantes.

GÓNZALEZ LÓPEZ, Carlos: Federico de Madrazo y Küntz, Subirana, Barcelona, 1981.

HUELVES MUÑOZ, María José: “Los condes de Vilches (siglos XIX y XX)”, en VVAA: La Casa del Rey – Cuatro siglos de historia, Ayuntamiento de Arganda del Rey, Madrid, 1997.

NAVAS RUIZ, Ricardo: El Romanticismo español, Cátedra, Madrid, 1990.

OCIO ZAPATA, María Paz: Museo del Prado – Los grandes maestros, Edimat, Madrid, 2004.

POMARÈDE, Vincent / NAVARRO, Carlos Guillermo (ed.): Ingres (Catálogo), Museo Nacional del Prado, Madrid, 2015.

PUENTE, Joaquín de la: Museo del Prado – Casón del Buen Retiro – Catálogo de las pinturas del siglo XIX, Ministerio de Cultura, Madrid, 1985.

REYERO, Carlos / FREIXA, Mireia: Pintura y escultura en España, 1800-1900, Manuales Arte Cátedra, Madrid, 1995.

VVAA: El retrato en el Museo del Prado, Anaya, Madrid, Madrid, 1994.

Biblioteca visitada, en la cual se conservan algunos de estos libros:

-Biblioteca de la Universidad de La Laguna - Campus de Guajara.

Agradezco al personal, de este centro de documentación, por el buen trato recibido y por su profesionalidad.